MARISCOS: LA CIGALA -I- DE -II-
(Nephrops norvegicus)
La cigala, crustáceo decápodo, es otra de las mejores delicias que nos ofrece el mar. Y digo otra porque hay muchos productos marinos que son verdaderas delicias gastronómicas.
Me confieso abiertamente forofo de ella y siempre que tengo ocasión y el bolsillo me lo permite no dejo de probarlas.
En estas fechas, próxima la Semana Santa, puede ser un buen motivo para probarlas si estamos por una zona propicia o con una cierta facilidad de que se nos pongan a tiro.
DESAYUNANDO CIGALITAS COCIDAS UN VERANO EN MARÍN (PONTEVEDRA) |
Entre el precio de las llamadas "arroceras" (cigala muy pequeña utilizada para la preparación manufacturada de ingredientes de arroces, de ahí su nombre), mucho más baratas, hasta las grandes que pueden sobrepasar con facilidad los 100 € el kilo o acercarse mucho a esa cifra.
FENOMENALES CIGALAS EN LA LONJA DE AVILÉS (ASTURIAS) |
Comercialmente se clasifican por número. Para que os deis una idea, relativa, os pongo una pequeña relación de esta clasificación:
CIGALITAS VIVAS EN MARÍN (PONTEVEDRA) |
CIGALAS EN LA LONJA DE MARÍN (PONTEVEDRA) |
Nº "0" pueden entrar en el kilo entre 5 y 10 piezas;
Nº "1" pueden entrar en el kilo entre 10 y 15 piezas;
Nº "2" pueden entrar en el kilo entre 15 y 20 piezas; y finalmente
Nº "3" pueden entrar en el kilo entre 20 y 30 piezas.
En una ocasión, de regreso de un viaje a La Coruña, paré a cenar en Lugo, en el mesón de "Alberto", un sitio estupendo, en el mismo centro de la ciudad. Al entrar vi en el acuario una cigala viva, enorme y me dije: "esa para mi a la plancha".
Me senté, la pedí y me la comí tranquilamente. La sorpresa fue cuando vino la cuenta. No recuerdo el precio pero si el peso de la cigala: ¡0,495 grs.! Nunca volví a comer una igual ni tampoco la vi en ningún sitio.
CIGALA DE MARÍN (PONTEVEDRA) VIVA EN CASA |
Tiene el cuerpo alargado con la cola segmentada y un color rojizo rosado y listas blanquecinas, con un color más apagado y más blanco en los ejemplares de importación. También se puede distinguir el español del de importación, sobre todo el de Gran Sol e Irlanda, porque sus pinzas, a modo de tenaza, son más largas en los de importación. Es de hábitos nocturnos.
Su caparazón es liso, excepto en las pinzas que está provisto de unas protuberancias como pequeñas espinas y en la parte final, hacia el abdomen, que acaba con una formación en pincho.
CIGALA TERCIADA EN LA LONJA DE PUNTA UMBRÍA (HUELVA) |
Este apreciado manjar, tiene su mayor localización en el norte del Océano Atlántico y las costas gallegas y algo en el Mar Cantábrico, pero también lo podemos encontrar en el Mar Mediterráneo y en el Golfo de Cádiz.
CIGALA VIVA EN EL MERCADO DE LA PLAZA DE LUGO DE LA CORUÑA |
CIGALA DEL GRAN SOL: MÁS DESCOLORIDA EN RELACIÓN CON LA ESPAÑOLA Y PINZAS MÁS LARGAS |
En nuestros mercados podemos encontrar dos clases de cigalas: la española procedente de las rías o costa y de la flota de arrastre gallega y la de Gran Sol.
CIGALA DE MARÍN (PONTEVEDRA) COCIDA EN CASA |
La mejor manera de comerlas es cocida y a la plancha. También se puede preparar en salpicón, en cóctel y como acompañamiento de arroces y guisos de pescados.
Al ser un marisco muy delicado, si lo cocemos, debemos hacerlo con sumo cuidado, que según mi propia experiencia, debe ser de la siguiente manera:
Ponemos la tartera con agua, sal gorda y una hoja de laurel. Cuando empieza a hervir, echamos las cigalas y cuando vuelve a hervir, las dejamos 2-3 minutos (según tamaño) y las sacamos de la tartera inmediatamente y las sumergimos en agua muy fría o en agua con hielo, con el objeto de cortar la cocción.
Si no hacemos esto corremos el riesgo de que sigan cociendo y se pasen, quedando la carne demasiado seca o pastosa, según la calidad de la cigala.
CIGALA GALLEGA GRANDE HACIÉNDOSE A LA PLANCHA ENTERA |
CIGALAS ABIERTAS AL MEDIO HACIÉNDOSE A LA PLANCHA CON UN LIGERO TOQUE DE AJITO, PEREJIL Y ACEITE |
CIGALA ESCOCESA TERCIADA A LA PLANCHA. SIMILAR A LA DEL GRAN SOL: MÁS PÁLIDA QUE LA ESPAÑOLA |
Al ser un marisco muy delicado, si lo cocemos, debemos hacerlo con sumo cuidado, que según mi propia experiencia, debe ser de la siguiente manera:
Ponemos la tartera con agua, sal gorda y una hoja de laurel. Cuando empieza a hervir, echamos las cigalas y cuando vuelve a hervir, las dejamos 2-3 minutos (según tamaño) y las sacamos de la tartera inmediatamente y las sumergimos en agua muy fría o en agua con hielo, con el objeto de cortar la cocción.
Si no hacemos esto corremos el riesgo de que sigan cociendo y se pasen, quedando la carne demasiado seca o pastosa, según la calidad de la cigala.
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